Creciste galopando en caballo ajeno
con el grito acechante en tus sueños.
Te hiciste amiga del dolor y la rabia,
juntos maquillabais, con polvo blanco,
pequeñas Barbis, entre jeringuillas y limones.
Siempre maleta en mano
esperando el coche que nunca llegará.
Danza la Parca al ritmo del teléfono,
besos robados sabor a morfina,
bucólicas tardes de oscuridad y llanto.
Mientras la muerte sigue contando
uno, dos, tres… se alejan de tu lado.
Más al fin venciste en la batalla,
desterrando todas las pesadillas
en un amanecer dorado.
2 comentarios:
Alef!! En tu poema también traes sueños de caballos galopantes.... :). Una historia de superación, me alegra pero que mucho, trobador. Y me ha gustado el tema....
:-)
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