A veces pienso que todo conspira para enseñarnos una lección la cual nosotros dejamos pasar sin prestarle mayor atención.
Hoy la frase del día era:
"Hay una especie de vergüenza en ser feliz a la vista de ciertas miserias". de Jean de la Bruyere.
Leyéndola me vino a la cabeza los sucesos de estos últimos días, cuando liberaron a los dos secuestrados, Vilalta y Pascual, por Al Qaeda y la foto que fue portada de muchos periódicos.
En ella se ve a los dos sonriendo y bromeando con su liberación. Es comprensible la alegría de saberse libres, volver a casa y dejar la incertidumbre de que sucederá mañana. Para conseguir esta el gobierno, que somos todos, ha tenido que liberar a su vez a Omar Uld Sid'Ahmed Uld Hame, quien conducía el vehículo donde fue hecha la foto.
Un mes antes leíamos en algunos periódicos: "El pasado 21 de julio, Saharaui fue hallado culpable en primera instancia de haber desempeñado un papel clave en la logística del secuestro de los cooperantes y fue condenado a 12 años de prisión, después de que la Fiscalía redujese su demanda inicial de cadena perpetua a 20 años de cárcel."
12 años de prisión y entre 5 y 10 millones que han tenido que entregar por Vilalta y Pascual no es para tomárselo a broma, ahora en la calle hay un terrorista y dinero para seguir haciendo de las suyas. Pero volvamos a lo importante, la frase y la enseñanza.
Sentimos vergüenza ajena viendo esa foto con esas caras de felicidad mientras tenemos a la vista muchas miserias. Como decía ellos se sienten libres, vuelven a casa y dejan esa incertidumbre de que les deparará el día siguiente. Cuantos veo en mi ciudad que, cual almas en pena, vagan sin la libertad porque no tiene casa a la que acudir cuando llega la noche y no saben si mañana despertarán o simplemente desaparecerán en cualquier rincón de la ciudad, como el roció de la mañana, con la llegada del sol. Cuantas mejoras podrían suponer esos 5 o 10 millones, cuantas vidas podrían salvar. ¡Que inconsciencia burlarse de esa manera!.
La alegría tiene muchos matices y la felicidad del regreso no se ve en esas caras. Esa felicidad de la emoción, las lagrimas del recuerdo, la alegría del reencuentro... Sólo veo la sonrisa de un chiste mal contado, la sonrisa de complacencia, sonrisa bobalicona.
Hoy en varios periódicos leemos: "El mauritano Mustafa Uld Limam Chafi, mediador en la liberación de los cooperantes Albert Vilalta y Roque Pascual, ha declarado que no se puede ceder ante la amenaza terrorista y que por ello no deberían cesar las caravanas humanitarias en el Sahel."
Sí, no se puede ceder ante las amenazas y se entiende que necesitarán ayuda pero ¿cuanta ayuda recibirían en Sahel si les dieran esos 5 o 10 millones?, ¿no sería preferible eso a estar "sangrando" un país que ya esta herido de muerte?. Claro que son "reflexiones tontunas" porque lo que menos importa es lo que le suceda a la gente de Sahel, lo verdaderamente importante es la "tajada" que se llevan las ONG's con su "ayuda desinteresada".
Gracias a la inconsciencia de la ONG Barcelona Acció Solidària en nuestro país (sí de el también, aunque Albert quisiera demostrar la poca gratitud hacia el gobierno que lo salvó hablando para España en catalán) habrá en muy poco tiempo mucha más gente sin un mañana al que acudir...
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