Hoy… pacharán

 

En otoño es la época perfecta para darse una vuelta por el campo, disfrutar del frescor de la tarde, ver surcar el cielo a las primeras bandadas de aves migratorias o escuchar los pájaros saltando entre las ramas y los matorrales. Si has elegido una zona de monte bajo, quizá cerca del camino o entre los linderos de fincas puedas ver pequeños arbustos de endrinas, también conocidos como abruños. Seguro que muchos lo conoceréis ya; es un arbusto, que muchas veces no pasa del metro de altura pero puede llegar a tener el porte de un árbol. A finales de agosto ya podemos ver algunas de sus drupas (no son bayas ya que tiene hueso). Estas son de un color azul prusia, casi negro, pero suelen estar recubiertas de un polvillo que les da una tonalidad azul ultramar –a mi siempre me recuerdan el cielo de un atardecer de diciembre sin sol, es el mismo color que las típicas carpetas de cartón con gomas-. Su valor alimenticio es casi nulo, aunque aportan minerales y fibra. Si los comes, cosa que no recomiendo, primero notarás su acidez –ya que son de la familia de los ciruelos- y después una sequedad acusada, seguida de aspereza en la boca (parece que hasta se te hincha la lengua), por lo que mejor, si tenemos sed, no comer ninguno.

Si hemos sido precavidos y llevamos una bolsa, podemos recoger unos cuantos de estos frutos para preparar pacharán con el cual amenizar las sobremesas de la próxima primavera. Fabricarlo es muy sencillo.

 

Necesitaremos:

- Endrinas para llenar una botella.

- 1/4 l. de Anís dulce.

- 3/4 l. de Aguardiente u orujo.

- 1 botella o tarro de algo más de 1 litro (litro y medio)

 

Mezclamos el aguardiente y el anís, echamos las endrinas en la botella, como la mitad de la botella o algo más, y llenamos con la mezcla. Lo dejamos reposar tres o cuatro meses, en un sitio oscuro y ya se puede beber. Si se quiere que no sea tan fuerte podemos sustituir el anís por 1/4 l. de almíbar ligero. En algún sitio lo hacen añadiendo vino en vez de anís o incorporándole canela e incluso granos de café. Creo que lo auténtico, al menos así me lo transmitió a mí un vasco que lo hacía, es con anís y aguardiente sólo.

 

La letra del siguiente tema de John Renbourn trata, metafóricamente, sobre la fabricación del whiskey, en este caso de grano y no malta, ya que, John Barleycorn, sería un grano de maíz.