Y espero...
Respirando los ocres y amarillos
en la tarde herida de muerte.
Me duele ese sangrante ojo,
perdida su mirada hacia el oeste,
sobre miles de cálidas lágrimas
que mudan en finas hebras de vapor
y danzan alegres,
mientras elevan su efímera vida
al encuentro de sus hermanas,
allá en lo alto del cielo.
en la tarde herida de muerte.
Me duele ese sangrante ojo,
perdida su mirada hacia el oeste,
sobre miles de cálidas lágrimas
que mudan en finas hebras de vapor
y danzan alegres,
mientras elevan su efímera vida
al encuentro de sus hermanas,
allá en lo alto del cielo.
Miro…
Y espero…
A tu lado,
siempre a tu lado,
en este vals de sueños,
la llegada de la oscuridad
bajo el dorado aguacero.
Y espero…
A tu lado,
siempre a tu lado,
en este vals de sueños,
la llegada de la oscuridad
bajo el dorado aguacero.
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