Me dejaré arrastrar hasta ti por la suave cadencia de la música,
como abeja atrapada en los aromas nectarinos de una flor lejana,
hacia la melodía triste de tu voz repleta de timbres cambiantes
en este día de lluvia que, tras la ventana, cae con monótono ritmo
sembrando la calle de inquietos y coloridos hongos gigantes.
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