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Cita del día para recordar:

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Con Sangre y Fuego

Husares polacos

Esta es una columna de a:Di-Today

 

“El trabajo moderado fortifica el espíritu; y lo debilita cuando es excesivo: así como el agua moderada nutre las plantas y demasiada las ahoga.”
Plutarco

Es la frase del día. La reflexión con los acontecimientos que se van sucediendo. Nos van a aprobar la jubilación a los 67 años a los currantes, mientras que los gobernantes se ponen de meta los 8 años para conseguir su sustanciosa jubilación, con derecho a trabajo si quieren.

Cada día entiendo menos esto del gobierno socialista. Pero no es de extrañar España es así.

 

 

El domingo pasado zapeando me paré en una película que prometía. Me apetecía ver algo de acción y en una cadena, no se cual, estaban pasando la película Con sangre y fuego. La película viene a narrar la rebelión del pueblo ucraniano contra los nobles polacos. Hartos  ya, los campesinos, de ser explotados por los nobles se unen a los cosacos ucranianos que con algunos militares polacos, tártaros y la ayuda de los otomanos se levantan en armas contra Polonia. La película está bien, algo pesada y larga pero interesante, los decorados y el atrezzo muy conseguido, la música fenomenal. Es una película que tengo que volver a ver.

 

Es la eterna lucha del explotado contra el opresor, ya sabéis a lo que me refiero, os suena ¿no? Pero bien rompiendo todos los estereotipos e ideas preconcebidas mi identificación no fue precisamente con el pueblo ucraniano y los cosacos, tampoco fue con los nobles polacos.

 

Mi mente se dirigió allí donde estaba el ejemplo. La fortaleza de un príncipe polaco que resistía los envites, una y otra vez, del ejército turco-cosaco-tártaro  con aplomo y dignidad. Primero se reunió una fuerza muy superior para prepararse en el asalto a la ciudad fortificada, no antes de ofrecerles la rendición, a lo que muy graciosamente contestaron los polacos que se dieran prisa en el ataque que esa noche tenían una fiesta que celebrar.  Lanzados en tropel fueron retenidos por la caballería polaca (siempre me han gustado esos húsares polacos con las “alas” en la espalda). En vista que nada podía la caballería e infantería, comenzaron con la artillería y pudimos ver un intercambio de disparos para desgaste de los siatiados y la coalición. Esto tampoco hizo mella en los ánimos así que optaron por rendirlos con hambre.

 

A todo esto el rey estaba deliberando con lo nobles para acudir en su ayuda. Los nobles no se querían “mojar” y preferían ver que pasaba, dejando al príncipe a su suerte con la excusa de ‘confiamos en su fuerza y valor’.

 

Cuando no les quedó más remedio a los sitiados, enviaron emisarios, jugándose la vida, para solicitar la urgente ayuda del rey y los nobles. Uno consiguió llegar y el rey al escucharlo decidió salir en su ayuda ‘con nobles o sin nobles’ pero no se podía dejar a su suerte a aquel que había resistido con tanta lealtad.

 

Al final firman la paz el rey y el ejército otomano y a los cosacos no les quedó más que claudicar.

 

Ahora, si habéis llegado a este punto, más o menos sabréis de qué va la cosa. El rey en este caso sería la cabeza de la asociación, vamos no la cabeza sino el núcleo, la totalidad. Los nobles son esos cargos de las asociaciones que están bien como están y sólo observan por donde van los tiros y si se deciden a enviar los bagajes o se mantienen en sus feudos tranquilamente y la ciudad sitiada somos nosotros, cada uno de los puntos de venta que aguantamos a esa coalición de Editorial-Distribuidora-renegados que nos golpean día tras día sin dejarnos respirar.

 

Pedimos ayuda a nuestros compañeros, pero lo único que tenemos son promesas y buenas palabras, mientras nosotros ya nos hemos comido los caballos y no podemos cargar.

 

Al final tendremos que comer a nuestros muertos y después morir con ellos o uno a uno claudicar ante la presión. La única alegría de todo esto, si es que la puede haber, es que cuando caigamos todos y no queden más que esos ‘nobles’ ellos sufrirán la misma suerte por estar mirándose el ombligo mientras en el frente otros se rompen la cabeza.

 

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