Dejad a los muertos reposar en su fosa.
Dejadlos donde están bajo el árbol, en la cuneta,
no veis que no hay tierra más sagrada que la
regada con su sangre ni caja mas noble
que la tierra que envuelve sus huesos.
Que panteón podréis hacer más bello
que el árbol por el cual fluye su espíritu.
Desde ese rincón del pueblo, aquella tapia,
el huerto de más allá mil ojos vacíos
miran desafiantes, orgullosos
no tienen nada que esconder ni
de que avergonzarse.
Dejadlos donde están, los que allí
creyeron poder callar su grito
de justicia y libertad
no han dejado un solo día de oír
el eco de sus voces ahogadas
en el silencio...
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