El camino discurre ante mi
todavía duro, entre los pinos.
A su vera la jara y el espino,
romero, espliego y tomillo.
Son aromas del tiempo vivido.
Me siento al lado, reflexiono
¡Cuánto de él ya he recorrido!
Ayer fue senda, hoy camino
Vía será antes de llegar al destino
cuando termine este periplo.
Senda que comenzó allá en el río
estrecha, plagada de entresijos
siempre adelante, sin reparar
en todo lo aprendido deseando
que termine este continuo fastidio.
Vuelvo la vista atrás y suspiro
¡Quién pudiera deshacer lo transido!
Levantarse y caminar en el otro sentido,
poder escoger quizá otro desvío
Y no dejarlo todo en manos del sino.
No es más que un sueño requerido.
El ocaso es quien marca rumbo
y dirección que hemos elegido
con sus asperezas y surcos dañinos
o quizá la muerte que acecha en ese arrufo.
Avanzo despacio, cansado y perdido.
Intentando retener el fin del camino.
Se que allí me espera la vía rápida que
conduce, sin parada, directa al olvido
a esa caja hecha quizá de estos mismos pinos.
Vídeo proporcionado por Quim Samaruc Solans
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