“La arena apaga el fuego
y este evapora el agua.
Agua que arrastra la arena hasta la playa,
al final, dime Tú*...
¿Quién es el que gana?”.
A lo que Tú contesta:
”¡Oh, mi Gran Rey!
De la tierra, el fuego y el agua.
Vos sois la tierra.
No permitáis unirse al fuego y el agua
y que contra vos entablen batalla.
Apagad ese fuego que abrasa
y mezclaros con el agua.
Juntos en amalgama
crearéis una nueva casta
a la que nunca nadie
osará enfrentarla”.
Unidos los dos pueblos
de ellos cantaron alabanzas.
Y nuevos guerreros nacieron,
entre ellos Sonja "la brava”
de larga melena roja y rizada.
A la cual jamás hombre alguno,
oso tocar ¡tan si quiera un solo pelo!,
aun cuando ya peinaba canas.
Recuerda, hijo, cuando te acerques
a sus derruidas murallas.
Que hubo un tiempo
en que por allí nadie pasaba,
sin rendir tributo, con oro y plata,
a los temidos reyes de Atlantia.
Rinde tributo, también tú,
a los valientes guerreros que allí descansan
en esas llanuras, al pie de las montañas.
Y nunca olvides que eres
el último rey de esa noble casa.
*Tú es, en ficción, el consejero del rey Kull.
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