En este desgobierno de las dos Españas
hay un pueblo que sufre y complacido calla.
Acepta a gusto su suerte pactada
en una truculenta partida de cartas.
Dos se disputan las mejores bazas
y tres ayudan a repartir ganancias.
Apostamos todos en esta tirada
y siempre los mismos se llevan la tajada,
juego de locos donde no importa nada.
¿Llegará un día que escapen de la manga
las piezas marcadas y, todos a una
maldiciendo con ganas, rompamos la baraja?.
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